En mi consulta, muchos pacientes que llevan tiempo haciendo el esfuerzo de llevar todo adelante no me hablan tanto de tristeza si no de un profundo agotamiento y una sensación de vacío. Me dicen: "No tengo ganas de nada" o "He perdido la ilusión".

Para que entiendas por qué pasa esto, quiero usar la metáfora de "La mochila llena de piedras".

Todos cargamos con una mochila invisible en nuestro día a día. Es algo normal. El problema empieza cuando la vamos llenando de piedras y nunca nos paramos a vaciarla.

Esas "piedras" son tus responsabilidades, tus miedos, las discusiones que has tenido, las decisiones que pospones, las conversaciones que has evitado... Pero la que más pesa suele ser el esfuerzo constante por "llevarlo todo adelante" o el "aparentar que todo está bien"por cumplir con todas las expectativas sin mostrar ninguna grieta. Este sobre-esfuerzo mantenido activa de forma crónica tu respuesta biológica de estrés.

Esa tristeza y esa apatía que sientes no son el problema. Son la consecuencia lógica: es el agotamiento extremo de tu cuerpo y tu mente por cargar con un peso insoportable. Ya no te queda energía para nada más.